Los beneficios del yoga que (probablemente) no conocías
Cuando pensamos en yoga, es común imaginar posturas exigentes, cuerpos flexibles o un momento de pausa. Pero el verdadero impacto de esta práctica va mucho más allá de lo físico.
Sí, el yoga mejora la postura, la fuerza y la respiración. Pero lo que no siempre se dice es que también tiene efectos profundos en el sistema nervioso, el sistema inmunológico y el estado emocional.
En esta nota te contamos esos beneficios menos conocidos —los que no se ven en redes, pero que cambian la forma en que vivís cada día.
1. Regula el sistema nervioso (y no, no es lo mismo que “relajarse”)
Una práctica constante de yoga —no necesariamente intensa, pero sí consciente— activa el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de llevar al cuerpo a un estado de descanso, digestión y recuperación.
Esto no solo baja el ritmo cardíaco o la presión: ayuda a que tu cuerpo salga del estado de alerta constante, el famoso “modo supervivencia”, en el que muchas personas viven casi sin notarlo.
Practicar yoga con regularidad puede:
- Disminuir la hiperactivación del sistema nervioso simpático (estrés crónico)
- Reducir niveles de cortisol (la hormona del estrés)
- Mejorar la calidad del sueño, el descanso y la digestión
Y todo esto, sin necesidad de hacer posturas difíciles: muchas veces, alcanza con respirar profundo y permanecer presente.
2. Refuerza tu sistema inmunológico
Puede sonar exagerado, pero hay estudios que lo respaldan: el yoga puede ayudar a que tu sistema inmune funcione mejor.
¿Cómo? Porque al reducir el estrés y mejorar la calidad del descanso, el cuerpo se regula de forma más eficiente. Se equilibran hormonas, baja la inflamación y mejora la oxigenación celular.
Además, ciertos tipos de respiración (como pranayama) y posturas suaves ayudan a estimular el sistema linfático, que es clave para eliminar toxinas y defender al organismo.
3. Mejora la autorregulación emocional
Una de las transformaciones más profundas que genera el yoga no se ve en el cuerpo, sino en la forma de responder a lo que pasa.
Con el tiempo, la práctica desarrolla:
- Mayor tolerancia a la frustración
- Capacidad para detectar y gestionar emociones
- Más claridad mental ante situaciones desafiantes
- Más conexión entre cuerpo y mente, sin juicio
Esto no significa dejar de sentir, sino aprender a sostener lo que sentís con más conciencia y menos reactividad.
4. Fortalece la atención plena en lo cotidiano
No hace falta estar en un shala o en una clase guiada para practicar yoga. Con el tiempo, la respiración consciente y la atención plena se filtran en la vida diaria.
Cosas tan simples como:
- Comer más despacio
- Responder en vez de reaccionar
- Registrar tus tensiones y soltar
- Habitar tu cuerpo sin exigencias
Todo eso también es yoga. Y no requiere una hora de práctica diaria, sino constancia y presencia.
¿Cómo empezar (o seguir) para sentir estos beneficios?
No hace falta hacer un cambio radical. Podés empezar con:
- 10 minutos de respiración consciente
- Una secuencia corta al despertar
- Un momento de savasana al final del día
- Una meditación guiada antes de dormir
Lo importante es que el cuerpo esté cómodo, sostenido y libre de distracciones.
Y ahí es donde el mat que usás marca la diferencia.
Tu mat también es parte de tu práctica
Si el yoga se convierte en una pausa real, entonces tu mat no es un accesorio… es tu espacio de reconexión.
Un buen mat:
- Te sostiene sin distraerte
- Evita que resbales o interrumpas tu foco
- Te invita a volver, incluso cuando no tenés ganas
En Adho Mukha diseñamos mats que acompañan de verdad.
Porque cuando tu cuerpo se siente contenido, todo fluye mejor.
Descubrí nuestros modelos acá.